
Las cifras hablan solas: la muerte súbita provoca cada año en España alrededor de 35.000 muertes. Buena parte habrían podido evitarse si el conocimiento sobre cómo hacer una reanimación cardiopulmonar (RCP) estuviera más extendido entre la población. De hecho, se calcula que en nuestro país sólo existen entre el 5% y el 10% de posibilidades de sobrevivir a un paro cardíaco fuera de un centro sanitario. En los países nórdicos, por el contrario, estas posibilidades aumentan hasta el 30%.
De muerte súbita, según los expertos, se producen cada día 82 casos en España, cifra que supone multiplicar por 29 la de los decesos atribuibles a los accidentes de circulación y que da una idea clara de la magnitud del problema. Todos estos datos, y otros, fueron el centro de los debates del VII Congreso Nacional contra la Muerte Súbita, que se celebró a mediados de noviembre en Madrid, y en el que se destacó la necesidad de impulsar la formación de la sociedad en general, y de los escolares en particular, en las maniobras RCP.
Cuando detectamos que una persona sufre un ataque al corazón, lo primero es intentar saber de qué se trata, aunque no seamos médicos y a pesar de los nervios del momento. Éstas son algunas pistas para reconocer los síntomas entre dos de las principales patologías del corazón:
En el caso de la muerte súbita, si se actúa de forma correcta antes de 3 minutos, existe un 75% de posibilidades de conseguir que la persona afectada sobreviva. Y, por tanto, la formación en RCP es clave, tanto para reconocer sus síntomas como para saber qué hacer.
Aprender a realizar las maniobras de reanimación cardiopulmonar no es complicado: un cursillo básico de una hora de duración es suficiente para saber detectar qué le está pasando a la persona afectada y cuál es la mejor manera de proceder. En Dependentia y Grup Atlàntida, tenemos acuerdos de colaboración con empresas como CardioCivil para impulsar la formación en RCP entre empresas, organizaciones y la ciudadanía en general. Aparte de esta formación de urgencia, el siguiente paso es disponer de forma generalizada de desfibriladores en espacios públicos para poder utilizarlos en caso de necesidad.