
La lengua de signos es visual y gestual y cuenta con una gramática propia que permite a las personas sordas expresar sentimientos y opiniones, hablar y participar plenamente en la sociedad.
La sordera es una discapacidad que genera muchos problemas de comunicación y aprendizaje para las personas que la padecen. Las personas sin capacidad auditiva pueden superar estos obstáculos gracias a un lenguaje propio que es más sencillo e intuitivo de lo que la sociedad piensa.
La lengua de signos es la lengua natural de las personas sordas. Se desconoce su origen, pero hay varias teorías que afirman que su aparición es anterior a las lenguas orales, ya en la prehistoria.
Se caracteriza por ser visual, gestual y espacial, y tiene una gramática propia que cumple con las mismas funciones que cualquier otra lengua. Gracias a este lenguaje, las personas con problemas auditivos pueden expresarse entre ellas, y también facilita la comunicación con personas oyentes.
Es decir, la lengua de signos facilita el desarrollo lingüístico, social y afectivo de estas personas y les permite vivir una inclusión social. Aunque la realidad es que, actualmente, es difícil encontrar personas ajenas a la comunidad sorda que manejen este lenguaje.
Como muchas lenguas minoritarias, las lenguas de signos han estado mucho tiempo marginadas y relegadas al uso personal. Ahora, su uso trasciende a cada vez más ámbitos y contextos sociales y es habitual, por ejemplo, ver intérpretes de signos en la televisión o en algunos actos sociales y políticos.
De hecho, en España ya existe una norma que regula y proporciona el acompañamiento de un intérprete en lengua de signos para que personas con discapacidades auditivas puedan acudir al médico, a juicios, a realizar trámites oficiales, etc.
La lengua de signos posee una estructura gramatical propia, vocabulario, formalismos, funciones sintácticas… Es decir, se trata de una lengua muy rica y con la que una persona sorda puede expresar cualquier idea que necesite y quiera transmitir.
Entre algunas de sus características destacan que:
Existen ciertas pautas básicas si, una vez aprendido el lenguaje de signos, queremos comunicarnos con personas con discapacidad auditiva.
Dr. Carles Rabassa
Centre mèdic Atlàntida