
Periódicamente, el bullying o acoso aparece en los medios de comunicación a causa de algún caso especialmente grave en alguna escuela. Pero no todos los casos se conocen de forma pública y, a veces, tampoco dentro de las familias. Porque tanto las víctimas como los agresores están en una edad en la que todavía están conformando su identidad y personalidad y, a menudo, la comunicación con los familiares se resiente. Y porque el acoso suele ocurrir dentro de las paredes de las escuelas. Según algunos estudios, el bullying puede afectar a uno de cada cinco niños.
Un alumno sufre bullying cuando está expuesto de forma repetida a acciones negativas por parte de otros estudiantes, ya sea de forma verbal, física o social (aislamiento). Son incidentes que se alargan en el tiempo, sin que haya provocación parte de la víctima. A menudo, el afectado no puede salir solo de ello, pero le cuesta pedir ayuda. Por eso hay que estar alerta de algunas señales que pueden ponernos sobre la pista del bullying:
Si sospechas que tu hijo es víctima de acoso, lo primero que hay que hacer es preguntarle directamente y alentarle a hablar. Es importante conservar la calma y no hacerle reproches ni culpabilizarle, porque no es su culpa. Hay que tranquilizarle y apoyarle.
Una vez conseguido que lo explique, que es lo más difícil, es necesario evaluar la importancia de la situación e informar de ello a la escuela. Una buena idea es preguntarle si quiere ser él mismo quien se lo explique al maestro. Nunca intentes actuar solo contra los agresores -o sus padres-, porque esto podría ser peor aún para tu hijo.
La otra cara de la moneda del bullying son los acosadores. No es fácil detectar, ni admitir, que nuestro hijo puede serlo, porque ningún padre lo espera. También hay varios indicios que nos pueden hacer pensar:
Para evitarlo, es necesario fomentar la comunicación diaria -hablar mucho pero sin interrogar-, enseñarle a expresar los sentimientos sin rabia, transmitirle que la empatía es una actitud muy valiosa y, sobre todo, tener tolerancia cero con las actitudes violentas.